Como una forma psicológica de hacer avanzar el tiempo en busca del entrañable acercamiento a los tuyos en la Isla que un día dejaste, sin saber que regresarías vivo, en el vuelo de regreso desde Luanda, Angola, retomé como hilo conductor unas profundas meditaciones -que me permitió autoalimentarme- al ubicar en el combatiente cubano tanta carga de comportamiento ético, conducta que pudiera resultar no creíble para los que están lejos de nuestro pensar.
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