Hace 5 años, gracias a la invitación que me hiciera el gobierno angolano y con el apoyo de la embajadora de Cuba en Angola, Gisela García, pude cumplir un sueño, que durante 40 años estuvo guardado en mi corazón: ir al lugar donde una mina antitanque cegó la vida de mi padre, Raúl Díaz-Arguelles García un 11 de diciembre de 1975.
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